domingo, 15 de mayo de 2011

ERNESTO SÁBATO Y LA EDUCACIÓN

Considero a Ernesto Sábato (1911-2011) un referente significativo ético e intelectual para quienes vivimos en este planeta y en este continente, pero además fue un tipo generoso y agradecido lo cual no es muy  frecuente encontrar entre los grandes, pero tampoco entre la gente pequeña y no me refiero a la edad.
A los ochentaitantos años publicó algo así como su libro de despedida al que títuló ANTES DEL FIN en la editorial Seix-Barral, hacia 1998 y reimpreso el año 2006. Como era de esperarse en ese libro se refiere a personas, hechos e ideas de suma importancia para él. Por eso en sus páginas se refiere varias veces a la educación y a propósito de ésta, compartiré con ustedes, lectores, algunos párrafos extraídos de aquí.
Como antecedentes conviene recordar que sus padres fueron dos emigrantes europeos, su padre italiano y su madre albania, que vivían de su trabajo, tuvieron muchas dificultades para la crianza y educación de sus once hijos. En la primera parte del libro Sábato recuerda la SÓLIDA EDUCACIÓN QUE RECIBIÓ Y LA FIGURA SEÑERA DE PEDRO HENRIQUEZ UREÑA
"La educación que recibimos dejó huellas tristes y perdurables en mi espíritu. Pero esa educación, a menudo durísima, nos enseñó a cumplir con el deber, a ser consecuentes, rigurosos con nosotros mismos, a trabajar hasta terminar cualquier tarea empezada. Y si hemos logrado algo, ha sido por esos atributos que ásperamente debimos asimilar." (2006, 27).
Más adelante recuerda con orgullo y con cariño a su alma mater, la Universidad de La Plata de la cual egresó doctorado en Física y algún tiempo después, muy breve por cierto, fue maestro en sus aulas:
"¡Cómo añoro aquel Colegio donde no se fabricaban profesionales!, donde el ser humano aún era una ingtegridad, cuando los hombres defendían el humanismo más auténtico, y el pensamiento y la poesía eran una misma manifestación del espíritu. En el ex libris de la Universidad, se hallaba escrita una frase de aquel noble científico que fue Emil Bosse: 'Toma la verdad y llévala por el mundo'; él era uno de esos hombres que anhelaban ansiosos el espíritu puro, pero lo deponía o lo postergaba para arremangarse y ensuciarse las manos forjando esta nación que hoy es casi un doloroso desecho" (2006, 37).
También recuerda con singular agradecimiento a uno de sus maestros, un 'profesor mexicano', supuestamente, refiriéndose al dominicano Pedro Henríquez Ureña, que antes de viajar a la Argentina había sido mentor nada menos que de Alfonso Reyes, uno de los líderes intelectuales del Ateneo de la Juventud. Gracias a Henriquez Ureña, cuando más necesitaba de un espacio en la literatura de su país, la revista Sur le abriera sus páginas para publicar su primer artículo literario. A este maestro suyo Sábato le dedica algunos párrafos que transcribo a continuación:
"En la época en que cursaba el primer año, supimos que tendríamos como profesor a 'un mexicano' que en rigor era puerorriqueño (sic). Yse me cierra la garganta al recordar la mañana en que vi entrar a la clase a ese hombre silencioso, aristócrata en cada uno de sus gestos que con palabra mesurada imponía una secreta autoridad: Pedro Henríque Ureña. Aquel ser superior, tratado con mezquindad y reticencia por sus colegas, con el típico resentimiento de los mediocres, al punto que jamás llegó a ser profesor titular de ninguna de las facultades de letras.
"A él debo mi primer acercamiento a los grandes autores, y su sabia admonición que aún recuerdo: 'Donde termina la gramática empieza el gran arte'. Porque no era partidario de una concepción purista del lenguaje..." (2006, 37).
¡Cuánto le debo a Heríquez Ureña! Aquel hombre encorvado y pensativo, con su cara siempre melancólica. Perteneció a una raza de intelectuales hoy en extinción, un romántico a quien Alfonso Reyes llamó 'testigo insobornable', un hombre capaz de atravesar la ciudad en la noche para socorrer a un amigo". (2006, 38).
"El artículo que yo había escrito para la revista (Teseo), le interesó a Pedro Heriquez Ureña, a quien yo había dejado de ver. Cuando nos reencontramos, volví a sentir la admiración que siempre despertó en mí aquel extraordinario humanista, que anteponía la lucha por la justicia a la propia búsqueda de la perfección intelectual. Alguien frente a quien yo me sentía confirmado por su visión de la vida. Desde entonces, perdura mi gratitud y el honor de haber merecido su reconocimiento". (2006,72).
"En aquella conversación Don Pedro me preguntó si yo no quería escribir un artículo para Sur, la gran revista que dirigía Victoria Ocampo. Nervioso, con gran emoción, al poco tiempo le entregué mi trabajo en un café. Aún lo veo sugiriendo la supresión del primer párrafo, preguntándome con suave ironía 'Begin here?', como para no herirme, para disimular su observación. No olvido su excesiva delicadeza, esas notas al margen con letra casi ilegible con que nos corregía a todos los que tuvimos el lujo de ser sus alumnos" (2006, 73).
En la segunda parte del libro, Sábato se refiere a LA EDUCACIÓN DE SU PAÍS Y A LA EDUCACIÓN EN GENERAL.
"La educación pública creada por los grandes intelectuales que nos gobernaron en el siglo pasado, que tuvieron la iniciativa de construir una educación primaria libre, gratuita y obligatoria es el fundamento de esta nación que hoy se derrumba". (2006, 101).
"Así aprendimos a amar a la Patria, con un noble sentimiento que congrega, porque quien ama verdaderamente a su patria, comprende y respeta a las demás; a la inversa del patrioterismo, que es bajo y mezquino, presuntuoso, plagado de la vanidad que nos aleja y nos hace odiar. Lo que ocurre con tantas potencias que se consieran superiores por el solo hecho de dominar a las demás naciones".
"Desde la siniestra noche en que los estudiantes fueron expulsados de la Universidad a bastonazos, para encerrarlos en las cárceles, cuando miles de universitarios e intelectuales debieron irse del país, y luego, cuando fuimos conocidos por las atrocidades cometidas durante la dictadura, lo único que nos rescató del menosprecio universal fue el alto nivel de nuestros profesores, ingenieros, biólogos, médicos, físicos, matemáticos, astrónomos, escritores y artistas que eran convocados desde todas partes del mundo, poniéndonos por encima de países altamente desarrollados...(2006, 102)

"Toda educación depende de la filosofía de la cultura que la presida; y debido a estos obsecuentes imitadores de los 'países avanzados' -¿avanzados en qué?- corremos el peligro de propagar aún más la robotización. Debemos oponernos al vaciamiento de nuestra cultura, devastada por esos economicistas que sólo entienden del Producto Bruto Interno -jamás una expresión tan bien lograda-, que están reduciendo la educación al conocimiento de la técnica y de la informática, útiles para los negocios, pero carente de los saberes fundamentales que revela el arte." (2006,103).
"En esta primavera de 1998, esperando las primeras luces del amanecer, que siempre o casi siempre, renuevan una esperanza, medito en este país destruido y ensuciado por los gobernantes y la mayor parte de los políticos. Tan lejos, tanto de la Argentina de mi adolescencia, con extraordinarias universidades que grandes hombres han dado al mundo, pero que hoy es apenas la ruina de un hermosísimo castillo.
"Por todo esto, en distintas oportunidades he visitado a los maestros que desde hace más de un año ayunan en la Carpa Blanca, frente al Congreso.  Símbolo conmovedor de esa reserva que salvará al país, si logramos recuperar los valores éticos y espirituales de nuestros orígenes. La educación es lo menos material  que existe, pero lo más decisivo en el porvenir de un pueblo, ya que es su fortaleza espiritual; y por eso es avasallada por quienes pretenden vender al país como oficinas de los grandes consorcios extranjeros. Sí, queridos maestros, continúen resistiendo, porque no podemos permitir que la educación se convierta en un privilegio" (2006, 103).
Comentario final: Cualquier semejanza con nuestra realidad mexicana, es mera coincidencia. Vale.

3 comentarios:

  1. todo lo anterior tiene mucho de verdad cuando uno es pequeño lo enseñaban de una manera no tan pedagógica, a lo largo del tiempo se han implementado nuevas técnicas y dinámicas con solo un fin, educar con calidad.

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  2. Genio Ernesto! Nos hace falta mucha gente asi hoy en dia!

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