lunes, 7 de marzo de 2011

A PROPÓSITO DE LA ENVIDIA

A PROPÓSITO DE LA ENVIDIA

por Manuel

Sentir y consentir la propia infelicidad al ver la felicidad del otro; lo que es o lo que tiene, a diferencia de lo que soy o lo que tengo, es una suerte de muerte interior nunca terminada y en esto consiste la envidia, que con frecuencia va acompañada del odio.

Miguel de Unamuno afirma que la envidia es hambre espiritual que nunca se sacia porque mientras más se alimenta produce un mayor vacío y llega a convertirse en una condena para el envidioso.

Los celos constituyen una forma de la envidia y sabemos que la envidia que deriva en celos con frecuencia es mortal; de ahí el porqué es frecuente enterarse por noticias leídas, escuchadas o vistas que algún Otelo asesinó a su compañera pensando, con fundamento o sin él, que ella ha sido feliz en los brazos de otro hombre. Pero también se da el caso de mujeres que asesinan por el mismo motivo.

No basta conocer las leyendas mitológicas ni las grandes obras de la literatura universal que nos previenen de todos los malos sentimientos y nos hacen ver los estragos que ocasiona en el corazón de los mortales el veneno de la envidia, para evitar el surgimiento de ésta; es necesaria la formación del propio carácter y la educación sentimental desde la infancia.

En efecto, hay niños que por incomprensibles motivos desean lo que los demás tienen, aunque sea de menor valor. Recordarán tal vez en la novela El Conde de Montecristo, cuando, desde que eran niños Fernando Mondego envidiaba a Edmundo Dantés, no obstante que aquél tenía un pony para montarlo cuando quisiera y Edmundo no tenía en qué caerse muerto. Años más tarde Fernando traicionó a su amigo Edmundo y por esa traición, éste fue injustamente encarcelado durante varios años.

Es importante que los niños aprendan a disfrutar lo que tienen y a compartir los momentos de felicidad, en vez de que vivan en la infelicidad deseando tener lo que no tienen o ser lo que no son. También es fundamental que aprendan a no compararse con otros sino con ellos mismos para exigirse y superarse.

La educción sentimental y el dominio de sí mismo, ayudan a moderar nuestros deseos para encontrar la paz interior y descubrir la dicha que se tiene al valorar lo que somos y compartir lo mejor que tenemos.

6 comentarios:

  1. Una de mis películas favoritas es precisamente "El conde de Montecristo", creo que toda esta formación de carácter y sentimientos se da en la familia, hacer de nuestros hijos, niños seguros de sí mismos y agradecisos de lo que tienen, así como de esforzarse por conseguir lo que quieren sin pisotear a nadie.

    Felicidades Maestro Chabolla!!! Qué grato es conocer a una persona como usted, gracias por socializar todos sus conocimientos.

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  2. Sin duda es una información muy importante ya que en la escuela no solo se transmiten conceptos o formulas, sino que también como docentes debemos enseñar a los niños valores y uno de ellos es el respeto a ellos mismos y a sus compañeros, valorando sus propias habilidades y entendiendo que cada persona es especial por sí misma, que no necesitan ser como nadie más para lograr algo, sino que son ellos quienes con sus cualidades y esfuerzos logran lo que se propongan.
    YESENIA...

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  3. La envidia: Creo que todos los seres humanos poseemos, muy dentro de nosotros un poco de este sentimiento, lo importante seria saber controlarlo y en lugar de ser un factor autodestructivo, tratar de convertirlo en algo positivo, el cual nos sirva de inspiracion para lograr hacer las cosas mejor y de esta manera obtener aquello que en alguna ocacion nos inquieto.

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  4. Creo que los hijos son el reflejo de los papas, esta en nuestras manos hacer jovenes de bien o mal es simplemente amar a nuestros hijos poniendoles limites y enseñarlos a valorar y respetar a los demas con sus defectos y virtudes y ahi no existira espacio para el sentimiento de la envidia.

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  5. Considero que el ser humano no es consciente de que la envidia es un sentimiento que no se le puede satisfacer de manera total y finita, por lo que constantemente busca compararse en diferentes ámbitos con sus semejantes para satisfacer su necesidad de ser o sentirse más que los demás y cuando esto no ocurre sufre en su ser un dolor o frustración que le corroe el alma hasta que de alguna manera encuentra saciar esta sensación, pero que al ser saciada se encuentra que otro de sus semejantes tiene algo que él no posee y se vuelve a encontrar con esa necesidad que nunca acaba o al menos parece que no termina para este tipo de personas cuya forma de vida es un sufrimiento constante ante la felicidad de los demás y su propia infelicidad.

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    1. Efectivamente la envidia es el hambre espiritual, que nunca se sacia (Miguel de Unamuno), por eso importante que eduquemos a nuestro hijos desde la infancia con valores (honestidad, solidaridad, amor, trabajo, respeto, etc.), para que ellos sean personas seguras y que sepan disfrutar lo que tienen para evitar que se llenen de sentimientos negativos como es la ira, el deseo por no tener algo, tristeza, sentimientos que se derivan de la envidia.
      “La envidia es una declaración de inferioridad” (Bonaparte Napoleón)

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